Me alegra saber que logré recuperar este archivo. La nostalgia me envuelve al recordar enero de 1996 en el Hospital Rafael Rangel de Boconó, mi querido pueblo en las montañas andinas de Venezuela. Era un día de visita común, y la atmósfera del hospital contrasta notablemente con su estado actual.
Mientras espero en uno de los pasillos, me detengo a observar a través de los grandes ventanales despegables. La vista me lleva a capturar con mi cámara el paisaje que forma parte del área del recinto: imponentes árboles de pino que se alzan majestuosos, abrazando la zona donde los niños eran hospitalizados. Estos árboles, testigos silenciosos de tantas historias, se han convertido en parte inseparable de mis recuerdos de Boconó. Cada rincón de mi pueblo está impregnado de esa esencia única que solo las montañas andinas pueden ofrecer.
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