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Casa andina en La mesa de Los Cedros y su amable anfitriona |
El olor a leña que arde, invade el ambiente.
Sin poder evitarlo, ni quererlo tampoco, mi mente se trastada a un pasado lejano.
Olor a casa; olor a madre que hace la cena; olor a mi abuela canturreando, tejiendo, sentada, alumbrada con el reflejo del fuego, esa figura hermosa, mística, que encarnaba la bondad; olor de hermanos en torno al fogón; olor de espera que llegue mi padre de trabajar; olor a penumbra de hogar; olor a pan apenas hecho a guiso y arroz; olor a familia, olor a pueblito andino.
El frío se cuela por debajo de la puerta y a través de las rendijas de la ventana,
pero no hay nada que temer, papa que está a punto de llegar, mamá, la abuela, mis hermanos, y el fuego nos mantendrán reparados...
Extracto del poema
"Mi pueblito andino"